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Ocultas e ilustradas.

  • Foto del escritor: 360º
    360º
  • 15 nov 2018
  • 4 Min. de lectura

Crecimiento y éxito de las ilustradoras en València.

Por Sergi Pau.

Ocultas y Ilustradas, 2018

Más de medio centenar de ilustradoras valencianas, entre las que se encuentran Paula Bonet, Victoria Francés, Ana Miralles, Nani Serrano, María Herreros, Pitty Bartolozzi, Juana Francisca, Pilar Sanchis, Mila Boutan y Manuela Ballester muestran su trabajo en la exposición ‘Ocultas e ilustradas. Crecimiento y éxito de las ilustradoras en València’ desde el 19 de octubre al 20 de enero en el Centre Cultural la Nau. La exposición pretende visibilizar el papel de la mujer en la profesión a través del trabajo de mujeres ilustradoras valencianas de diferentes generaciones.

La exposición “no es únicamente una apuesta de género, sino un requerimiento de igualdad y una oportunidad para posicionar la labor de las ilustradoras valencianas”. El proyecto, según explican los comisarios, surgió ante la constatación que en la mayoría de los ámbitos profesionales, y concretamente en el de la ilustración, no se ha otorgado el mismo valor al trabajo de las mujeres que al de los hombres. El objetivo es visibilizar el papel de las autoras en esta profesión que, además de olvidadas, pasaron desapercibidas: ocultas bajo pseudónimos, relegadas a tareas consideradas entonces secundarias y lejos de los cargos creativos de relevancia.


Desde principios del siglo XX, en Valencia ya existiía una prestigiosa escuela de ilustradores: Raga, Pérez-Contel, Renau y Monleón son solo algunos de ellos. Valencia era la capital de la ilustración y aparecen medio centenar de grandes artistas, hombres, que trabajaron la imagen de las fallas, las ferias o los carteles taurinos. En lo que a las mujeres se refiere, no hay ni rastro. De una manera similar a lo ocurrido en la historia del arte, las mujeres quedan ocultas a excepción de algunos nombres, como Manuela Ballester, que alcanzó cierto grado de reconocimiento al trabajar en el entorno de Josep Renau, su pareja.



¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?

Décadas después, con el surgimiento de las grandes agencias de publicidad en los setenta, las mujeres tampoco accedían a cargos creativos de relevancia en las empresas. No es hasta los años 80, época de esplendor para la creación artística, cuando empezaron a sonar nombres de mujeres ilustradoras como Fina Fuertes o Ada Sinache y Lourdes Bellver en el campo del libro infantil y el libro de texto ilustrado. En la actualidad, las redes sociales han ayudado a visibilizar sus trabajos.

La exposición pone el foco sobre aquellas ilustradoras pioneras cuyos trabajos no han recibido el reconocimiento merecido, mostrando así la evolución y el aumento del colectivo. Los trabajos de las ilustradoras se han dividido en tres ámbitos y se han ordenado historiográficamente: la ilustración editorial, que incluye trabajos publicados en revistas, periódicos, libros de texto, y novelas. La publicidad y la cartelería, con un apartado dedicado a la ilustración aplicada a producto. Y la tercera línea es la del tebeo, cómic, novela gráfica o libro ilustrado. Todas las ilustradoras expuestas participan en alguno de estos tres bloques, a veces incluso en varios, ya que actualmente las profesionales se caracterizan por abordar distintas materias.


Detalle de Nani Serrano

El Museo Nacional del Prado, uno de los mejors de Europa sólo expone seis obras relizadas por mujeres.

En total se muestran más de 200 obras que se caracterizan por su diversidad (hay tanto estilos como autoras y épocas) y además el público podrá conocer los diferentes procesos de trabajo de las ilustradoras (bocetos a lápiz, tintas originales y color; a mano o digitales entre las más contemporáneas, que muestran el trabajo previo a los estampados para tela, las portadas de los vinilos o los carteles de fiestas). Los libros de las primeras grabadoras del siglo XVI (cuyos impresos ni siquiera estaban firmadas por ellas, las obras se les atribuía a la “hija de...”, o a la “señora de”) conviven con las ilustraciones más actuales.

En los últimos años, la ilustración ha adquirido un gran protagonismo y se muestra presente en todos los canales de comunicación y también en la escena social, siendo Valencia un ejemplo, junto a otras capitales de España, de ciudades que nutren su oferta cultural con todo tipo de eventos vinculados a la ilustración y el cómic. ‘Ocultas e ilustradas. Crecimiento y éxito de las ilustradoras en Valencia’, que cuenta con la colaboración del Ajuntament de València y la Unitat d’Igualtat de la Universitat de València y la Galería Pepita Lumier es un necesario y merecido homenaje a todas ellas: a las de ayer por su trayectoria y a las de hoy para que puedan seguir adelante y se las reconozca.


Sólo tres pintoras tienen el honor de formar parte de la colección del Museo del Prado: Sofonisba Anguissola, Clara Peeters y Artemisa Gentileschi.

Las obras que se presentan en este espacio son facilmente reconocibles, y igualmente identificables son los nombres de sus autoras. Los proyectos que estas ilustradoras realizan se muestran en diferentes medios de comunicación i campañas publicitarias que encontramos por las calles. Sus libros llenan nuestras estanterías i incluso nos vestimos con piezas de ropa con estampados que han dibujado ellas. La calidad i la cantidad de ilustradoras es tan grande que ha resultado imposible incluirlas a todas en este espacio. Desde la revolución iniciada en los años ochenta, después de muchos años de silencio, el colectivo de ilustradoras no ha dejado de crecer y presenta un futuro prometedor. Ahora mismo, en Valencia, la ilustración esta dominada por ellas. Pero no siempre ha sido así.


LA OCULTADA FAENA DE IMPRESORAS, PINTORAS O FOTÓGRAFAS EN LA VALÈNCIA DE LOS SIGLOS XVI A XIX.

Hasta finales del siglo XIX, la invisibilidad social de la mujer creadora fue constante. Bajo las etiquetas de viuda de, hija de o señora de, muchas de las identidades de impresoras, pintoras o fotógrafas han estado ocultas, a pesar de la importancia de muchas de las obras y trabajos llevados a cabo por estas mujeres.

Es extraño encontrar en los manuales de historia del libro, historia del arte o historia de la fotografía nombres de impresoras, pintoras o fotógrafas. Se diría que, almenos hasta 1900, las mujeres no habían hecho ningún papel relevante en estas disciplinas. Seguramente, este bajo numero de sebe a la regulación social de la mujer en el ámbito privado.

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